“Aprendemos, enseñamos, conocemos con nuestro cuerpo entero. Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón crítica, jamás sólo con ésta última”

Paolo Freire, 1993


domingo, 23 de noviembre de 2014

ORGANIZANDO LA VISITA A LA CASA DE LA CIENCIA

          El próximo martes 2 de diciembre realizaremos nuestra excursión a la casa de la ciencia como un recurso más dentro de nuestras investigaciones sobre la naturaleza. Hemos comenzado a prepararla y en primer lugar decidimos que iríamos en los autobuses de amuedo, recordando la visita del año pasado vimos que anotamos en nuestra línea numérica que el autobús en el que nos subimos tenía 56 plazas, pero en aquel momento estábamos organizando el viaje a Huelva (aún pendiente) y estaban invitados nuestros familiares, la visita que ahora nos ocupa es para nosotros solos, entonces no necesitamos un autobús tan grande. Antonio recordaba que había un autobús más pequeño, pero de ese no habíamos contado los asientos. Marcelo proponía volver a ir a las cocheras de amuedo, pero mirando anotaciones del año pasado nos dimos cuenta de que teníamos apuntado el número de amuedo, Nazaret lo había traído de casa, así que Paula propuso llamar. Nos atendió José Manuel y nos dijo que los autobuses más pequeños eran de 19, 22 ó 32 plazas. Así que, recordando nuestras acciones del año pasado, Adrián propuso hacer el autobús con las sillas teniendo en cuenta de que iban de dos en dos y de que había que dejar un pasillo en medio y que nadie podía ocupar el asiento del conductor. También echamos un vistazo a los planos de los autobuses que hicimos el año pasado, y también nos dimos cuenta de que en la parte de atrás del autobús no había pasillo, sino que había cinco asientos juntos. Teniendo en cuenta todas estas cosas y que también nos iba a acompañar la seño Mari Ángeles, necesitaríamos el autobús de 22.
 
          Pero nos surgió un nuevo problema, el autobús de 22 nos salía un poco caro y Antonio propuso poder ir en tren, pero no sabíamos el camino desde la estación de tren de Sevilla hasta la casa de la ciencia. Estuvimos buscando un mapa de Sevilla por todo el cole, la seño Mari nos dejó uno, pero en ese salían Sevilla y todos sus pueblos, pero nosotros necesitábamos un mapa en el que salieran las estaciones de trenes y las calles. El maestro Enrique también nos dijo que en la biblioteca del cole había libros de mapa, pero allí tampoco lo encontramos. También entramos en las clase del maestro David, en ese momento estaba vacía pero encontramos un tablón de corcho con muchos mapas y los leímos para saber de dónde eran, había mapas de Málaga, de Ronda, de Brenes, de la bahía de Cádiz, de un pueblo de Cádiz llamado El Bosque, pero ninguno de Sevilla y sus calles. En este punto nos encontrábamos cuando llegó el director a nuestra clase para arreglarnos el ordenador, se interesó por lo que estábamos hablando y nos dijo que nos podía sacar el mapa que necesitábamos por internet. Sandra fue con él a su despacho y nos trajo el mapa a clase. Allí señalamos la estación de San Bernardo, que es donde nos tendríamos que bajar, Paula encontró un árbol, sería de algún parque, y leímos que se refería al parque de María Luisa. Ana encontró un libro, sería de una biblioteca, se trataba de la biblioteca pública Infanta Elena, pero no sabíamos donde estaba la casa de la ciencia.
 
          Buscamos en internet la dirección y leímos que se encontraba en la avenida de María Luisa, junto a la biblioteca pública, así que pudimos situarla en nuestro mapa. Marcamos el recorrido desde la estación hasta la casa de la ciencia y nos dimos cuenta de que había que andar bastante. Así que Antonio se ha quedado encargado de preguntar si hay una "viajera" que vaya desde la estación hasta la casa de la ciencia para ahorrarnos ese camino. Y en este momento nos encontramos, decidiendo la manera más adecuada, la que más nos interesa para viajar a nuestro destino, analizando las ventajas y los inconvenientes.

 

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