“Aprendemos, enseñamos, conocemos con nuestro cuerpo entero. Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón crítica, jamás sólo con ésta última”

Paolo Freire, 1993


jueves, 24 de noviembre de 2016

RECONDUCIENDO HISTORIAS




          El pasado lunes 21 de noviembre, tras saludarnos y contarnos cómo había ido el fin de semana, visitamos juntos nuestro blog para retomar aspectos relacionados con la granja, las mascotas, los pesos...Leemos los diálogos que nos permiten tomar conciencia del proceso, surgen nuevos interrogantes, vemos aspectos que quedan pendientes, se distribuyen responsabilidades, en definitiva, nos ayuda a organizar nuestro trabajo:

- Nayra y Alejandra se responsabilizan de traer una báscula para pesar cosas pequeñas y escriben la nota a las familias.
- Antonio José se responsabiliza de traer apuntado donde está el final del río Guadalquivir donde él asegura que en el fondo hay un cocodrilo ( Este es un nuevo interrogante, ya explicaremos en otra entrada cómo  surge esta historia)
- Queda pendiente pesarnos en la báscula de María José.

          Pero resultó que cuando Nayra trajo la báscula y la comparamos con la de María José, vemos que las dos son para pesar personas.

- Nayra: Mira, te pesas y salen los números.
- Antonio José: Vamos a hacer una fila para pesarnos.
- María José: Y nos pesamos de uno en uno.
-  Ángela:  Quietecito y derechito (lo dice porque ve que Antonio José ha probado y se ha agachado a mirar los números). Y también tienes que echar una moneda.
- Nayra: En el mío no.
- María José: En el mío tampoco.
- Ángela: En el de la farmacia sí.
- Seño Carmen: ¿Pero para qué queréis pesaros?
- Nayra: Para ver los números y ver si eres grande o pequeño.
- Seño Carmen: Pero mira, cuando te bajas del peso se va el número ¿Y si se te olvida tu peso? (desde mi mente adulta intento que ellos sientan la necesidad de anotarlo, pensé que podíamos hacer un registro de los pesos, pero veréis la contestación que recibí)
- Santiago: Pues te subes otra vez y lo miras.
- Ángela: En la farmacia te dan un papelito y pone pesa 3.
- Seño Carmen: ¿Pero 3 qué?
- Santiago: Los kilos.
          
          Todos y todas se van pesando y María José y Nayra van diciendo los kilos, retomaremos en otro momento este asunto de los pesos si sigue suscitando el interés.










           Tras pediros ayuda respecto a los animales que los niños y niñas quieren ver nos ha llegado una nota dela mamá de Darío que nos ofrece la posibilidad de visitar el campo de los abuelos de su prima Alejandra donde podemos ver patos, pollos, gallinas y pavos reales, otra posibilidad es visitar una granja escuela llamada cuna y también la feria de las mascotas que tendrá lugar en marzo en fibes y que ellos han quedado fascinados con la idea, así que directamente anotamos esa feria en nuestro calendario nuevo.

              Por otro lado tomamos decisiones entre las dos opciones que tenemos en Brenes, La granja del tío de Antonio José o la de la prima de Darío. Algunos quieren ir a una y otros, a otra, no se ponen de acuerdo, pero tenemos que tomar una decisión porque todo el grupo debe ir junto y yo los tengo que acompañar, a lo que Antonio José propone qu epor qué no vamos primero a una y después a otra y todos comparten esta idea.

                Para llegar necesitamos un mapa y Antonio José se ofrece a plasmarlo (recordamos también cuando María José hizo el camino para llegar al árbol de las aceitunas, el olivo). Gonzalo Y Santiago se ofrcen para anotar los animales de la granja que vamos a ver y Carlota se une a la tarea y después, en gran grupo, lo explican y lo comparten con el resto de sus compañeros (como veis, cuando se reparten tareas no todos las hacen todas, cada uno se responsabiliza de algo y después se comenta y se comparte en el gran grupo, construyendo así un conocimiento compartido)









          Tras tomar la decisión de ir a las dos "granjas" lo comentamos con las familias y el papá de Antonio José nos dijo que se puede ir andando pero que había que cruzar prácticamente todo el pueblo por lo que se podrían cansar, y que deberíamos contemplar la idea del autobús. A la de la prima de Darío si que tendríamos que ir en autobús, pues está pasando Pradollano. Cuando les conté la noticia, comenzaron a hablar del autobús, de que tenía que ser grande para que cupiesen todos y de cómo iban a ir sentados. Lola nos dijo que los sillones iban de dos en dos, ella elige ponerse con Alejandra y les propongo la idea de simular cómo vamos a sentarnos en el autobús, cgiendo dos sillas de las clase. Los demás van haciendo lo mismo y Lola les dice que tiene que ir colocándose en fila.

          Cuando les pregunto que quién conduce todos dicen que yo (menos Santiago Y darío que riéndose dicen que ellos) pero les muestro mi carnet de conducir que en él pone que sólo puedo conducir coches, no autobuses. Lola dice que el hombre, Antonio José que el dueño de los autobuses y colocan la silla del conductor delante. Pero en clase no tenemos sillas para todos, faltan para mi y para la seño Cristina, además hay dos compañeros que hoy han faltado, Fabián y Alejandro. Fuimos a buscar a otra clase las sillas que faltaban, pero de todas maneras no cabía la simulación del autobús en nuestra clase, porque el autobús era muy grande y claro, un autobús no cabe en nuestra clase, dijo ángela, a lo que Nayra contestó que había que hacerlo en el patio, y así lo hicimos. Colocamos la puerta, señalamos dónde estaban las ventanas, pero ahora había problemas para entrar y salir del autobús, no podíamos pasar por las ventanas ni por encima de los sillones. Entonces Antonio José dijo que las sillas podían ir de dos en dos pero no tan juntas, que él se había montado en un autobús y no iban así, que había un hueco en medio para poder pasar, yo les dije que a ese hueco yo lo llamaba pasillo. Entonces Nicolás y Antonio José separaron de esa manera las sillas y ya todos pudieron entrar y colocarse.

                    Entonces concluimos diciendo que el autobús, para que quepamos, tiene que ser así de largo, Ángela dijo que tenía que medir tres cuartos y cuando pregunté cuánto era eso Nayra me dijo que muy largo. Darío, Antonio José, Lola, Carlota, Daniela y Rocío del Carmen se ofrecen para dibujar el autobús que hemos vivenciado.

                













            Y seguimos dando pasitos, construyendo nuestra historia y nuestra identidad de grupo con experiencias como esta. Gracias a las familias por vuestra colaboraciones y aportaciones, acompañándonos siempre en nuestro aprendizaje.

SE DISUELVEN O NO SE DISUELVEN

          Continuamos experimentado con nuestro proyecto de "los pequesabios nos mojamos con la ciencia", nos encontramos en el bloque de solubilidad y en esta sesión vamos a ver cómo se comportan las moléculas del agua al entrar en contacto con otros elementos. Nosotros ya teníamos una ventaja respecto a la sal, sabíamos que las moléculas de sal y las del agua si eran amigas, se mezclaban, se disolvían, de todas esas maneras la llamamos y eso lo comprobamos cuando preparamos la semana pasada la salmuera de nuestras aceitunas. Pero ¿qué otros elementos no podíamos encontrar? Había una caja misteriosa de la que, por parejas, fuimos sacando qué elemento nos tocaba comprobar, preguntando como siempre con anterioridad nuestras hipótesis. Fueron apareciendo los siguientes: café, garbanzos, pintura, zumo de naranja, detergente, piedras, azúcar, gajos de mandarina, mantequilla, sal y aceite e íbamos poniéndoles una pegatina roja si no se disolvían, si las moléculas no eran sus amigas o una pegatina verde si sí se disolvían, si eran amigas de las moléculas.











          Una vez identificados y comprobados en gran grupo cada elemento, distribuimos los materiales por grupos y cada uno experimentó con los elementos que quiso. Lo que más les gustó sin duda, fue el comportamiento del aceite con el agua, porque cuando removían parecía que se mezclaban, pero cuando dejábamos de remover el aceite se iba a arriba y el agua abajo, el aceite se quedaba flotando en el agua, como decían muchos de ellos y jugábamos a repetirlo varias veces para ver si lo conseguían, pero nada, definitivamente las moléculas del agua y del aceite no son amigas.

















          Os animamos a que exploréis en casa con otros elementos y si nos queréis hacer llegar vuestros comentarios lo podéis hacer en el blog o que directamente los niños y niñas lo cuenten en clase. ¡A experimentar!