“Aprendemos, enseñamos, conocemos con nuestro cuerpo entero. Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón crítica, jamás sólo con ésta última”

Paolo Freire, 1993


jueves, 24 de noviembre de 2016

MARTES DE LECTURA

          En clase leemos todos los días, pero no tiene por qué ser siempre un cuento, sino que leemos cualquier texto de uso social que llegue a nuestras manos, ya sea una receta, unas instrucciones para jugar a un juego, una propaganda o una nota que se mande a la familia. Pero los martes tenemos dedicado un tiempo especial para los cuentos, cada martes nos llega una historia que nos fascina, sobre la cual realizamos alguna actividad, a veces musical, otra plástica, otras relacionada con una actividad más física o de lenguaje matemático (tenemos intención para el trimestre que viene de realizar una lectura de una historia más larga dividida en capítulos para cada semana dar continuidad a la misma)

          El pasado martes leímos un cuento que lleva por título "Viento", una historia de unos habitantes que vivían en una isla con mucha niebla y que no podían ver más allá de donde llegaba su brazo extendido. No conocían sus caras porque no conocían los espejos ni podían verse reflejados en el agua porque allí también había niebla, pero se la imaginaban trocito a trocito. Sin embargo había un niño que se llamaba Viento que no podía imaginarse su cara completa, sí los ojos, la nariz, el pelo y la forma de su cara pues su madre se la comparaba con la de otros habitantes, pero nadie tenía una boca igual a la suya. Pero un amigo suyo era un gran pintor, que pintaba en hojas de árboles los pájaros de la isla para no olvidarlos, cuando los conseguía ver se quedaba un rato observándolos y después los pintaba, gracias a sus dibujos los hombres de la niebla (así se llamaban los habitantes de esta isla) habían visto dieciséis pájaros diferentes. Entonces Viento le pidió que lo dibujara para por fin conocer cómo era su boca. Y así no sólo consiguió que Viento cumpliera su sueño, sino que consiguió transformar la vida de los habitantes de esta extraña isla, pues todos vieron cumplida su ilusión de tener también su cara pintada en una hoja. Una ilusión que al amigo de Viento no supuso tanto, pero que a los demás les lleno de alegría y es que a veces cumplir los sueños de otras personas no es tan difícil.

         Nosotros, tras este bello mensaje, estuvimos observando nuestro rostro en un espejo y todos y todas nos veíamos bien y guapos y guapas (Así me gusta mis niños y niñas con esa autoestima elevada que nos llene de energía) y quisimos jugar a ser Viento y su amigo, entonces nos hicimos retratos los unos a los otros y después nos lo regalamos.


















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