Nuestros alumnos y alumnas necesitan investigar el
mundo que les rodea para poder comprenderlo y para ello elaboran sus propias
teorías. Desde la escuela debemos
plantearles situaciones en las que pueda poner a prueba dichas teorías,
ayudarles a verificarlas, modificarlas, ampliarlas e incluso rechazarlas,
haciéndoles sentir que se cometen errores, no se fracasa. En definitiva,
situaciones que les permita un acercamiento al mundo científico
fomentando la observación, manipulación y exploración, todo ello desde un
enfoque lúdico.
No tratamos de enseñar física, química, matemáticas… no queremos
transmitir “información”, lo que queremos es hacer ciencia con ellos para que
la acción sea exploración y comprensión de la realidad, insistiendo
en la idea de que el lenguaje científico no es algo misterioso, si no que por
el contrario, puede ser simple y entretenido. Se trata de que, participando en
su juego, les ayudemos a pasar de la acción a la simbolización.
Para ello hemos planteado este taller en el aula que lleva por nombre "Los pequesabios nos mojamos con la ciencia" ya que vamos a trabajar experimentos relacionados con el agua, comenzando con un primer bloque sobre flotabilidad. Primero, en gran grupo, vamos presentando materiales y los niños y niñas van planteando sus hipótesis:
- Gonzalo: La naranja se va a hundir.
- Enzo: Le va a entrar agua y se va a llenar.
- Antonio José: Le entra agua por el agujerito (señalando el rabito)
- Nayra: Yo creo que le entra agua y también se va a hundir.
- Enzo: El tapón de corcho se va a hundir porque el agua es más alta.
- Santiago: No, se va a quedar nadando.
- Darío: Yo digo que va a flotar.
- Antonio José: La goma se va a hundir porque es pequeña.
Probamos con dos bolas de corcho, una grande y otra pequeña, y todos coincidían en que la pequeña se iba a hundir porque era demasiado pequeña, y se sorprendieron cuando ambas flotaban. Yo trataba de hundirlas, pero volvían a flote:
- Santiago: Es que saltan.
- María José: No, es que el agua las empuja.
Así concluimos en que había objetos que se hundían porque el agua no tenía fuerza para empujarlos y otros que flotaban porque el agua sí podía empujarlos hacia la superficie.
Después experimentamos en pequeños grupos y cada uno probó también con otros objetos que encontraba por la clase
Tras la experimentación y en otra sesión, elaboramos una lista con todos los objetos que probamos, clasificándolos en cosas que flotan o cosas que se hunden.
Pero surgen nuevos retos, ya habíamos comprobado que una bola de plastilina se hundía porque el agua no tenía suficiente fuerza como para empujarla hacia arriba, pero ¿Podríamos hacerla flotar de alguna manera?
- Daniela: Podemos hacer la bola de plastilina más grande (pero comprobamos y la bola de plastiolina se seguía hundiendo)
- Darío: Entonces hacemos la bola muy pequeña (También comprobamos, pero igual que en el caso anterior se seguía hundiendo)
- Fabián: Podemos poner un papel (Y así lo hicimos, Fabián puso el papel y la plastilina encima y para asombro de todos, la plastilina flotaba de esta manera)
Yo les propuse otra manera de hacerlo, moldeando la plastilina como si fuera un barco, cuenco o medio huevo como decía Enzo, demostrando de esta manera que no importa tanto el material o peso del objeto sino la forma que éste tenga.
Y esto sólo acaba de comenzar, seguiremos aprendiendo ciencia en el aula de esta manera tan divertida. ¿Os animáis a probar en casa? Ellos y ellas tienen mucho que mostraros.
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