“Aprendemos, enseñamos, conocemos con nuestro cuerpo entero. Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón crítica, jamás sólo con ésta última”

Paolo Freire, 1993


domingo, 20 de octubre de 2013

RESOLVIENDO PROBLEMAS SENCILLOS

                      A lo largo del curso nos irán surgiendo dudas fruto de nuestras inquietudes, que iremos resolviendo poco a poco en las conversaciones que tendrán lugar en las asambleas y en las que cada uno y una pondrá en juego sus ideas, opiniones, fruto de sus experiencias, aportando al aula aquello que considere oportuno y sea de interés para resolver la cuestión que estemos tratando, ya sea información a través de un libro, fotografías, folletos, mapas, películas, documentales, diversos objetos o bien que la información sea aportada por algún experto o experta conocida por ellos.

                        En algunas ocasiones las dudas tardarán días, meses o incluso todo el curso en resolverse. En otras ocasiones pueden tratarse de problemas más puntuales que se resuelven sobre la marcha fruto de nuestras conversaciones. Os vamos a poner dos ejemplos que surgieron hace unos días en clase y que ponen de manifiesto, entre otras cosas, la capacidad de improvisación de nuestros niños y niñas y de buscar otras alternativas a los problemas que nos surgen.

                        Llegamos un día a clase y no pudimos entrar porque estaban pintándola, entonces nos trasladaron a la clase de música donde las sillas estaban situadas unas delante de otras mirando a la pizarra. Nada más comenzar la asamblea nos encontrábamos incómodos porque no nos podíamos ver las caras al hablar como cuando hacíamos la asamblea en nuestra clase, así que dialogamos sobre la manera en que nos colocábamos cuando nos encontrábamos en ella: unos decían en forma de cuadrado, otros de triángulo, otros de círculo, otros que redondita, debatimos así la manera en que nos sentaríamos intentando hablar un lenguaje común y viendo qué entendíamos por cada una de esas formas. Llegamos a la conclusión de que la mejor manera era en círculo y así dispusimos la nueva clase para encontrarnos más cómodos.




 
 
                         Otro día llegamos a clase y comenzó a caer un chaparrón impresionante, entonces les dije que seguramente hoy no haríamos el simulacro de incendios del que habíamos hablado el día anterior, porque para llegar hasta nuestro lugar en el patio nos mojaríamos. Ellos, con la emoción de realizar dicho simulacro decían que daba igual y comenzaron a dar soluciones para llegar hasta ese lugar sin mojarse. En ese momento sólo contábamos con mi paraguas, probamos pero no cabíamos, muchos de nosotros nos mojábamos, entonces empezaron a salir otras soluciones como buscar más paraguas, repartirnos entre los que encontráramos, o bien llegaba otra persona que nos tendía la mano ofreciéndonos otra estrategia, un techo para cobijarnos.


                       

 
                        Esta manera de trabajar no sería posible sin un buen trabajo en equipo, de ahí la importancia que estamos poniendo en este cometido, intentando así que el esfuerzo de todos y cada uno de nosotros repercuta en el grupo

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