“Aprendemos, enseñamos, conocemos con nuestro cuerpo entero. Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón crítica, jamás sólo con ésta última”

Paolo Freire, 1993


miércoles, 29 de marzo de 2017

LOS PEQUESABIOS Y LA CAPILARIDAD

               Los pequesabios seguimos investigando y hemos realizado algunos experimentos relacionados con la capilaridad, la capacidad de algunos objetos que dependiendo del material de que estén hechos pueden absorber líquidos, materiales porosos  por donde se cuelan las moléculas del agua, que es el líquido que estamos utilizando. 
                       El primer experimento que realizamos de este bloque fue un experimento muy dulce que llevaba por título "Gominolas al agua" introdujimos en frascos de cristal llenos de agua chucherías con composición y estructura diferentes: nubes, ositos, dentaduras, gominolas recubiertas de azúcar, caramelos duros... y los dejamos un día entero. Por supuesto, jugamos con nuestras hipótesis sobre los resultados que nos encontraríamos al día siguiente (Me encantan sus hipótesis, cómo se muestran más reflexivos y se esfuerzan por relacionar conceptos sacando sus propias teorías)

- Se hunden.
- Flotan.
- Cambian de color.
- El agua se pondrá del color de la gominola.
- Se ponen más grandes.
- Se van a estropear y se van a partir en cachitos.
- Se van a quedar sin color.
- A las que tienen azúcar se les va a quitar porque se la va a comer las moléculas del agua.

                            Al día siguiente observamos que la mayoría se ponían más grandes, más pegajosas y más blandas, por lo que al tocarlas se deshacían, excepto el caramelo duro que se había disuelto en el agua  por completo. La explicación científica de todo esto es que los cambios en las gominolas dependerán de su estructura y composición. Los caramelos gomosos son porosos y por lo tanto pueden absorber mucha agua, creciendo así de manera espectacular. Pero a medida que el caramelo se expande, los poros se aflojan, por lo que es mucho más frágil. Este experimento también explica el estómago hinchado después de comer y también aprovechamos para reflexionar de que este es un motivo más para no comer tantas chuches, aunque la verdad es que ese día terminamos comiéndonos lo que nos había sobrado.

                               
                             Exploramos otros materiales que también tenían esa capacidad de absorber agua, Santiago trajo algodón y una esponja y también pudimos comprobar como las moléculas se colaban por sus poros. Yo también les ofrecí un pañal, lo cortamos para ver cómo era por dentro, La parte central está hecha de un polvo superabsorbente (poliacrilato de sodio) que es capaz de absorber gran cantidad de agua y se convierte en una especie de gelatina. Comprobamos cuánta cantidad de agua era capaz de absorber el pañal ¡14 vasos de agua! ¡Increíble! Y no só lo la cantidad que absorbió sino también lo que pesaba



                               También basándonos en esta capacidad planteamos otro reto:¿Has visto alguna vez al agua “caminar” y pasarse de un vaso a otro sin que nadie la toque? y aquí comenzaron otra vez a llover hipótesis y ponerlas en marcha

- Volcando un vaso en otro.
- Echando el agua con las manos de un vaso a otro.
- Metiendo un vaso dentro de otro.
- Con la boca

                                    Entonces propuse una manera diferente de hacerlo, porque todas esas eran válidas:
1.- Coloca los dos vasos sobre la mesa, a unos 5cm uno del otro.
2.- Llena uno de ellos con agua un poco por encima de la mitad y añade un poco de colorante para que el agua se vea bien.
3.- Dobla la hoja de papel de cocina hasta hacer una tira gruesa y mete una punta en el vaso que tiene agua y la otra en el vaso que está vacío.
4.- Espera unos minutos y…. ¿Qué pasa? ¡Parece que el agua está caminando por el papel y se pasa de un vaso a otro!!
Un truquito: puedes poner el vaso que tiene agua un poco mas alto que el otro (sobre un libro, por ejemplo) y verás el efecto más rápido.

                                        Lo comprobamos por grupos, y se veía perfectamente como las moléculas del agua iban subiendo a través del papel de cocina. Para que se viera mejor el efecto, coloreamos el agua con pintura, pero tardaba bastante, aquí las moléculas iban muy lentas y nosotros teníamos poca paciencia. Al final comenzaron a caer gotitas en el vaso, y cuando volvimos al día siguiente ya había pasado gran cantidad de agua. Y quisimos ir más allá, haciendo recorridos de agua de ditintos colores de manera que se mezclaran y consiguiéramos otros distintos, así experimentamos que mezclándose rojo y amarillo salía naranja, amarillo y azul salía verde y con el rojo y el azul conseguíamos el morado.



                                            


                                    A través de este bloque de experimentos no sólo nos hemos seguido acercando a la ciencia de una manera divertida a través de la observación, manipulación y experimentación, sino que también nos hemos dado cuenta de que todos los resultados no son inmediatos.

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