“Aprendemos, enseñamos, conocemos con nuestro cuerpo entero. Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón crítica, jamás sólo con ésta última”

Paolo Freire, 1993


viernes, 2 de diciembre de 2016

EL CAMPO DE LOS ABUELOS MIGUEL Y LOLI

          Esta semana, el viernes 2 de diciembre, sería el día que visitaríamos el campo de la prima Alejandra de Darío y teníamos que organizar dicha visita. Enzo, Daniela, Ángela y Alejandro anotan los animales que vamos a ver y Darío se encargaría de traer el mapa que indica el camino. En la visita nos ayudará Montse, una mamá del cole experta en aspectos relacionados con la naturaleza, con ella visité el campo el pasado miércoles para ver las posibilidades que ofrecía el espacio, que eran muchas.

          Al día siguiente decidimos reunirnos con la clase de Alejandra, de la seño Leo, 3 años A, ya que ellos asistirían con nosotros a la excursión, para tratar aspectos relacionados con la organización: autobús, actividades a realizar y dudas que querían preguntar tanto a Darío como a Alejandra, conocedores de primera mano de aquel entorno natural.










          Y llegó el día y la primera aventura fue subirnos en el autobús ¡Qué nervios y caras de felicidad!













              El autobús nos dejó en la entrada de la urbanización el Corzo y nos dirigimos hacia la casa andando, paseo que nos permitió observar algunos árboles (había algunos llamados abetos, que son los árboles de Navidad) y algunos animales de casas vecinas, como caballos. Al llegar los abuelos Miguel y Loli nos esperaban y nos reunimos todos en una zona de césped para hacer una actividad de acogida.











                Tras la acogida fuimos a ver a los animales, vimos las gallinas y les echamos de comer trigo y maíz e incluso vimos un huevo que había puesto una de ellas. También había patos, pavos reales y perros (estos últimos estaban encerrados).













                   Después pasamos a una zona con árboles, habían algunos que daban membrillos y otros mandarinas y, por supuesto, recogimos esos frutos y les guardamos a los compañeros y compañeras que no pudieron venir. También había uno que daba granadas, como la que María José trajo un día a clase y otro albaricoques, aunque ahora no era el tiempo.












                     Cuando terminamos esa visita dedicamos un tiempo a hacer un juego grupal, cantar canciones y también hicimos un collage con hojas que encontrábamos por el lugar.










                        Llegaba la hora de desayunar para  reponer fuerzas. ¡Qué maravilla desayunar en este entorno!









                        Y ahora el momento de visitar la casita del árbol de Alejandra, la prima de Darío, el sueño de más de uno y de una (de la seño Carmen incluida) y tiempo libre para disfrutar de los columpios y otros juegos que inventar en aquel entorno.












                          Un día estupendo que disfrutamos al máximo, agradeciendo su colaboración a los abuelos Miguel y Loli, a Montse y a las mamás de Darío y Alejandra por hacernos de guías.

                              Pero el día no terminaba ahí, por último participamos también en la tómbola del cole para colaborar por una buena causa, faltaría más ¡Y es que no nos perdemos ni una!







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