Como ya sabéis tenemos entre manos la realización de un taller de barro, al finalizar el segundo trimestre estuvimos experimentando con el mismo, queríamos hacer y pintar una figura para nuestras familias, lo intentamos con el barro del patio que se había formado tras un día de lluvia y después de realizar varias hipótesis para su secado y puesta en práctica de las mismas, concluimos en que al secarse el barro se convertía en arena seca y no servía para nuestro propósito, necesitando entonces un barro especial. Un experto, Paco, con el que contactó nuestra compañera Paula, se ofreció para ayudarnos, nos visitó y nos dijo que nos llamaría para ponernos de acuerdo.
Pero a través de esta experiencia también surgieron otras líneas de investigación, nuestra compañera Sandra apuntó que en el barro también se podían hacer huellas. Esto nos llamó mucho la atención y no sólo hicimos huellas en el barro, sino que también aparecieron otras propuestas: pintura, rotuladores, champú, jabón para los platos, champú, pie manchado de tierra, pie pintado con tiza, agua. Con el agua los niños y niñas se dieron cuenta de que desaparecían, claro porque las seca el sol, dijo Antonio. Entonces comprobamos si con las demás ocurría lo mismo y concluimos que sólo las de agua desaparecían cuando se secaban, aunque la del champú se veía muy poquito, pero creemos que también se debía a que el champú era blanco. Lo que más nos gustó fue realizar las huellas con pinturas, así que en el rincón del arte aprovechamos para dibujar de esta manera. Pero se nos ha quedado en el tintero hacer las huellas con pintura pero con los pies, estamos deseando y esperemos que las familias no se enfaden al vernos los restos de pintura, jejeje.
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