“Aprendemos, enseñamos, conocemos con nuestro cuerpo entero. Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón crítica, jamás sólo con ésta última”

Paolo Freire, 1993


sábado, 13 de diciembre de 2014

NUESTRA CAPACIDAD PULMONAR

          Los pequesabios continuamos nuestras investigaciones sobre el aire. La semana pasada aprendimos cuál es el camino que sigue el aire en nuestro cuerpo al entrar por la nariz y esta semana hemos materializado ese camino, hemos construido un aparato respiratorio con materiales muy sencillos, hemos llamado al experimento "la botella que respira". Para construirlo hemos usado una botella a la que hemos cortado el culo, un par de cañitas flexibles unidas (para recrear la tráquea y los dos trozos que se doblan serían los bronquios), dos globos a modo de pulmones y un guante de látex que hacía las veces de diafragma. Algunas de nuestras mamás vinieron a colaborar en este actividad y tras presentar el experimento y recordar entre todos el recorrido, construimos en cada grupo un aparato respiratorio, comprobando realmente si funcionaba. He de decir que conseguimos que todas las botellas respiraran ¡Estaban vivas!



 
 
          Aquí os dejo el enlace dónde aparece detallado el experimento por si os apetece repetirlo en casa con vuestros hijos e hijas
 




     Pero no quedó ahí la cosa, fuimos más allá y quisimos comprobar la cantidad de aire que cabe en nuestro pulmones. En primer lugar intentamos poner número ¿Cuánto aire somos capaces de atrapar? Entre las respuestas algunos decían mucho, sólo un poco, ni mucho ni poco, 10, 50, 80, 50.000 y así estuvimos estimando un buen rato. Pero, ¿Cómo lo sabes? ¿Lo has contado? y rápidamente contestaron que no se podía contar porque no se podía ver ni tocar. Yo les propuse una manera de poder comprobar, sólo necesitamos un bol transparente lleno de agua hasta la mitad, una botella de plástico llena de agua y una cañita. Introducimos la botella de plástico boca abajo en el bol y una vez sumergida quitamos el tapón. Introducimos la cañita por la boca de la botella y echamos todo el aire de nuestro pulmones tras inspirar profundamente. Nuestro aire entra en la botella y desplaza al agua que contenía. De esta manera tan fácil puedes visualizar el aire que contiene tus pulmones. En clase lo hicimos por equipos y marcamos con un rotulador el espacio que ocupaba nuestro aire ¡Qué buenos pulmones tenemos!
 



 

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